Hello my hungry people!! How are you?? I really missed you 🙂
Como os contaba en mi última entrada, allá por principios de julio, he desaparecido durante un tiempo en tierras inglesas. En Bournemouth más concretamente. La experiencia será inolvidable y ha merecido la pena en cuánto a volver hablando inglés por los codos, desenvolverme sola y conocer gente de todo el mundo.
En cuanto a lo gastronómico, también me ha cundido mucho (quién lo dudaba?). Por ejemplo,para aprender sus costumbres. Resulta que los ingleses no ponen ni aceite ni sal a las ensaladas (¡jamás!) y se tragan las hojas de lechuga a palo seco como si de vacas comiendo hierba se tratara. Algo asqueroso y triste para mí, acostumbrada a las delicias de ensaladas que hace mi padre en las que el aceite de oliva es esencial.
Por otra parte, me enganché al earl grey tea. Lo tomaba para desayunar, de vez en cuando después de comer y varias veces antes de dormir. Con el de Mercadona no me pasa esto… Será que lo preparan ardiendo y tiene efectos…Como le dije a uno de mis profesores, “your teacups aren’t hot, they are REALLY HOT!” Y en cuanto al café, según me decían, está amargo a más no poder.
La leyenda de los horarios es cierta: desayunan pronto y bien, almuerzan a partir de las 12 y bastante mal (pero por suerte iba a la cafetería de la universidad donde siempre había algo comestible) , y cenan de las 17:30 en adelante. De hecho, en mi host family cenaban a las 19:30 y no era nada usual, por mi parte, decidí tomármelo como si de la merienda-cena se tratase. El problema es que adoran la pasta, o al menos en mi casa era así: de 20 noches cené (mínimo) 12 veces pasta. Aunque debo reconocer que nunca la preparaban dos veces igual: con tomate, con queso, a la carbonara, con pollo, con setas, con chili… Increíble despliegue de imaginación. Otra noche decidieron sorprenderme con un plato típico cuya descripción se puede resumir en que era un puré pastoso de carne de ternera con patata, cebolla y pimientos. No estaba mal.
El asunto de la fruta llegó a mosquearme. ¡No había! Tuve que pedir que me trajeran algo para desayunar y entonces las manzanas volvieron a entrar en mi vida. Con los dulces sin embargo no hay problema. De todas las clases, colores y sabores. Mi favorito: el Dairy Milk Caramel de Cadbury.
Me despedí de Bournemouth con fish&chips y al llegar a Madrid me encontré con la tortilla de patatas de madre en pleno aeropuerto (pancarta de recibimiento y banderita patriótica incluidas).
Conclusión: echaba de menos la comida de verdad y estos ingleses no saben comer (ni parecen estar interesados en cambiarlo).
La próxima entrada será sobre un desayuno típico british que tuve el placer de probar, antes me apetecía poneros en situación.
Un mordisquito de La Glotona, did you miss it?
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