Escondido en una callecita del centro, entre el triángulo que forman Ópera, Sol y Callao, está El Califa, un restaurante y tetería árabe.
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El Califa
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Aperitivo, El Califa
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Pan, El Califa
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Falafel, El Califa
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Ensalada, El Califa
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Empanadillas, El Califa
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Tayin, El Califa
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Pastela, El Califa
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Shishtawook, El Califa
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Dulces árabes, El Califa
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Té, El Califa
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Té, El Califa
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Tés, El Califa
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El Califa
Tras ver la carta y pedir, nos sirvieron un aperitivo con aceitunas y una pasta de berenjena, pimientos y aceite, además de pan. Pude probar varios platos de su carta. De entre los entrantes escogimos el falafel (bolitas de garbanzos y especias fritas), ensalada de la casa (con endivias, mango y dátil) y empanadillas de espinacas.
Escoger los platos principales fue complicado entre tanta variedad. Todos llamaban la atención y apetecía probarlos, así que nos decidimos por la pastela, un hojaldre relleno con huevos, frutos secos, canela y pollo, que liga sorprendentemente bien lo dulce con lo salado (nunca me hubiera atrevido a decir que al pollo le va bien el azúcar glas y la canela); shishtawook o brochetas de pollo acompañadas de salsa de yogur; y por último, aposté por el tayin, un guiso de cordero con pasas, ciruelas y cebolla. Servida en recipiente de barro, la carne estaba tan tierna y jugosa que daba gusto comerla, además las ciruelas hacían un contraste de sabores delicioso. Solo quedaron los huesos en el plato.
De lunes a jueves puedes escoger un entrante y un plato principal, como hicimos nosotras, tan sólo por 6€. Y para cenar también pero por 8€. La mayoría de los platos estaban entre los 5 y los 12€, ¡así que es una ganga! Va con bebida a parte, pero no es excesivamente caro: 2,5€ el agua y 2,75€ los refrescos.
Para rematar esta comilona pedimos té, ¡no podían faltar! Tomamos té de hierbabuena, el más típico y tradicional, té negro con maracuyá y rooibos con arándanos y canela. Presentados en teteras individuales con cantidad suficiente para varios vasos y claro, todas las hierbas al natural en su interior. Por 3,5€ cada uno. Como viene siendo habitual, también venden alcohol.
El detalle que me conquistó fue que yo pedí un dulce árabe (1€) y no solo me invitaron al mío sino que nos regalaron 3, uno para cada una. Hechos con hojaldre, miel y pistachos resultaron curiosos porque la masa estaba fría aunque buenísima.
El Califa está decorado en su interior hasta el detalle. Mapas de Marruecos, platos pintados, molduras de madera, espejos ojivales, lámparas a media luz y mesas pintadas a mano con motivos árabes, por no hablar del horno que se aprecia al fondo del salón. Las sishas no podían faltar, espero que no os moleste comer con gente fumando a vuestro alrededor. A mí particularmente no porque no huele como el humo del tabaco, sino que es más dulce. Para quien le interese, creo recordar que las cachimbas costaban 10€. La música árabe de fondo nos encantó. No sé qué tienen pero a mí se me pegan aunque no entienda ni una palabra.
Respecto al trato no tengo ninguna queja. Nuestro camarero hablaba muy bajito pero siempre nos atendía con una sonrisa y rapidez.
Recapitulando: todo está buenísimo, el precio es un chollo, te tratan de lujo y sales deseando hacer un viaje a cualquier rincón árabe. Pasa a ser otro de mis restaurantes “de fondo de armario”.
El Califa se encuentra en la Calle Trujillos, 3, Madrid. Teléfono: 91 559 93 60. Abierto de lunes a jueves de 14 a 2h y de viernes a domingo de 14 a 2:30h.
Web www.califamadrid.com
Un mordiquito de La Glotona , habibis.
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