Glotoncillos, hoy cambio un poquito el estilo del blog. Justo hace un año visité Bodegas Portia (os conté el maravilloso menú que Manuel de la Osa nos preparó ) pero no os he hablado en profundidad de aquel lugar. ¿Por qué? Bueno, en principio este reportaje iba a ir en el número especial de una publicación y como finalmente no fue así, se quejó olvidado en mi ordenador. Poco después lo usé para una asignatura del máster pero ya es hora de que vea la luz. Y qué mejor que ahora, coincidiendo con el fin de la vendimia.
Espero que lo disfrutéis tanto como yo lo hice en Bodegas Portia . ¡Incluso amadriné un viñedo!
Innovación, tradición y cariño en cada botella
Más conocidas como las bodegas que Norman Foster diseñó , Portia aúna en su seno una viña muy joven de la que salen unos maravillosos caldos Denominación de Origen Ribera del Duero gracias a las tradiciones y el buen saber hacer de sus enólogos. Pasar un día allí es disfrutar del buen vino, la naturaleza, los olores y enamorarse de este lugar.
La primera elaboración de sus caldos fue en 2003 pero las bodegas celebrarán su cuarto aniversario en Gumiel de Izán (Burgos) el próximo 28 de octubre. Inauguradas en 2010, forman parte del Grupo Faustino y ya se han convertido en uno de sus buques insignia.
Llama la atención que no se trata de viñedos viejos, que por lo general dan los mejores vinos, sino que son excepcionalmente jóvenes. Todo un éxito que se haya conseguido semejante vino con tanto cuerpo y personalidad . Según Raúl, enólogo de Bodegas Portia, “se debe a la uva de este lugar. No compramos nada de fuera. Es solo nuestra uva” y no olvidar las más antiguas tradiciones del mundo vinícola.
Botellas Portia Prima 2011
Tres horas de aprendizaje sobre la uva
Una jornada de visita en las Bodegas Portia comienza con un breve desayuno con vista a la sala de barricas. Un aroma a vino, a vendimia, se concentra desde la entrada. Y es que la bodega está en plena faena. Entre cafés se puede saborear la deliciosa torta de uvas , típica de la zona en esta época del año, ideal para coger fuerzas antes de las tres horas que puede durar el recorrido .
Una breve explicación sobre la distribución de las bodegas y su curioso diseño y comienza la visita. Qué mejor que salir a los viñedos más cercanos, que suman en total 160 hectáreas de uva tempranillo o “tinta fina del país”, como es conocida en la zona y recoger unos racimos como es tradición.
No habrá secreto que no desvelen Raúl, el enólogo de Portia, y Eduardo, el técnico de los viñedos. Luego toca transportar algunas cajas hasta la zona de carga para continuar siguiendo a las uvas por todo el proceso: las tres selecciones que pasan los “granos”, los tanques de fermentación, el proceso de remontado (regar el sombrero o parte superior del tanque con el mosto que queda en la parte inferior), el paso a las barricas y más tarde a las botellas, donde reposarán hasta que los vinos estén listos para salir al mercado y formar parte de las mejores mesas.
Torta de uvas
Viñedo amadrinado
Racimo recién cortado
Raúl, enólogo de Portia
Tanques de fermentación
Sala de barricas desde arriba
Los vinos de Portia
Nadie como el mismo enólogo de estas bodegas para ilustrar a los visitantes con los detalles sobre la elaboración estos vinos. Raúl, que lleva toda su vida trabajando en el grupo, explica ciertos secretos como que la uva tempranillo de los viñedos crece en racimos largos con hombros , en parras de espaldera de doble cordón. Cada hectárea puede producir 4.000 kilos, gracias en parte a la tierra de la Ribera del Duero, un terreno arenoso y pobre pero que resulta perfecto gracias al clima de duros veranos e inviernos.
Algunas de las curiosidades que se esconden en la elaboración de estos vinos están en el llenado de las barricas, que se hace con todas las comodidades tecnológicas pero han procurado que se siga la tradición.
Cada cinco o seis meses sacan el vino de las barricas para limpiarlas . Después las rellenan de nuevo y dejan reposar de nuevo. Los vinos que serán crianza permanecen de 12 a 14 meses en ellas. Actualmente cuentan con 1.300 barricas nuevas de roble francés y americano ya que los enólogos han decidido no utilizarlas viejas.
Otro dato es que las barricas se giran poco a poco cada jornada hasta haber completado una vuelta de 360º y quedar con el tapón arriba. Entonces se destapa para quedar así por un tiempo. O que las botellas siempre deben quedar en horizontal para que el vino esté en contacto con el corcho.
Y otros tantos secretos que no podrán contar. Aún así, Raúl insiste en que “en la bodega no hay nada de particular, solo trabajo y pasión”.
La cata: descifrar un vino
Cata en la sala de barricas
Cata en la sala de botellas
Botella de Ebeia
Si algo caracteriza las visitas a cualquier bodega son las catas que allí se realizan. El momento de aprender de la mano de quienes más saben todo sobre los vinos que se van a tomar.
Lo más fundamental antes de empezar es conocer las tres fases de la cata :
1ª. Fase visual: inclinar la copa sobre un fondo blanco para ver si contiene algún elemento en suspensión, admirar la viveza de sus colores y el grado de la capa de color, es decir, la dificultad para ver el fondo a través del vino.
2ª. Olfativa: la parte más famosa en la que hay que introducir la nariz dentro de la copa y notar si cuesta olerlo, qué transmite, si hay toques de cereza, del roble, de regaliz e incluso regaliz.
3ª. Gustativa: probar el vino en boca. Si es de paso fácil, si los taninos secan la boca, etc., además de comprobar si los matices localizados en la fase anterior coinciden y se saborean.
En el caso de sus vinos “huyen de la madera. Mejor que sepa bien a uva con esos toques” dice Raúl.
La cata comienza con un vino “más para el chateo, para tomar con unas tapas por su paso fácil”. Es Ebeia , “más sencillo pero igualmente estupendo gracias a que es 100% uva tinta fina del país”. Con solo 4 meses de permanencia en barrica adquiere un color cereza, fresco y sabroso.
Después llega Portia Crianza con 14 meses de maduración en barrica y otros 6 meses de reposo, lo que transmite un perfecto equilibrio entre madera y uva en su sabor.
Portia Prima 2011 resultó premiado con la medalla de oro en la Berliner Wein Trophy (una de las catas de vino internacionales más importantes de Alemania y reconocidas a nivel mundial) y en Mundus Vini (la Academia Internacional del Vino), además de contar con 90 puntos Parker (uno de los prescriptores más influyentes del mundo en cuanto a vinos). Las cualidades de potencia, carnosidad y dulzura dicen todo.
Para finalizar la cata, llega Trienia 2011 , un vino salido a la venta el año pasado en edición limitada de solo 5.000 botellas. Muy aromático y con sabor perfecto entre uva y madera.
Bodegas con firma
Bodegas Portia
El famoso arquitecto inglés Norman Foster no había hecho antes una bodega. Ha firmado muchos edificios y construcciones admirados como la Torre Caja Madrid que ya forma parte del skyline de la capital. Y desde su estudio se ha proyectado la nueva sede de la Audiencia Provincial de Madrid entre otros.
En esta ocasión se trataba de un auténtico reto. Foster es conocido por sus líneas suaves y la modernidad. En Portia buscaban algo bonito y de diseño pero funcional. El resultado son unas bodegas en las que se elaboran vinos utilizando la gravedad como explica Juan Burgos, director de Bodegas Portia, “la uva entra por arriba, se carga desde la azotea y va bajando poco a poco hasta las botellas”.
La zona de crianza en barricas y botellas está soterrada, lo que permite ahorrar energía. Se trata de una construcción de tono similar a la tierra para integrar la bodega en el paisaje. “Su figura forma 3 pétalos y a su vez es el sello de la marca . En el primero se realiza el procesado de la uva, en el segundo están las barricas y en el tercero las botellas”, explica Juan Burgos. En su interior encontramos exposiciones y decoración con roble, acero y corcho. 12.500 m2 de diseño moderno , funcional e integrado en el entorno.
¿Y por qué el nombre de Portia?
Curioso nombre el de la bodega, con una historia cargada de significado y simbología. Al coincidir la apertura con su 150 aniversario, la familia Faustino quiso que fuera como un regalo para los amantes del vino y precisamente Portia significa regalo u ofrenda en latín. Además, Portia es el séptimo satélite del séptimo planeta en el sistema solar (Urano) y ésta es la séptima bodega del grupo.
Los supersticiosos dirán que con un nombre así, estos vinos tienen la mitad del camino hecho pero es gracias al gran nivel que han adquirido en tan poco tiempo que le aguardan muchos triunfos.
Un vino que dará que hablar.
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Información sobre visitas , su restaurante y datos de contacto .
¡Un mordisquito de La Glotona!
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