¿Recordáis el post en el que os hablaba de mi viaje este verano a Menorca y su gastronomía? Volví tremendamente enamorada, así que me hizo mucha ilusión poder conocer la flor de sal menorquina Flor de Fornells porque, en cierto modo, era volver a saborear la isla.
Resulta que las salinas de la Reserva de la Concepció datan de 1853 y estuvieron activas hasta 1984, año en que se abandonaron. Hace una década una familia apostó por recuperarlas y, a día de hoy, un 45% de las salinas vuelven a estar activas y en 2012 se recogió esta flor de sal por primera vez. Elaborada gracias al efecto del viento y del sol en el agua del mediterráneo, la Flor de Fornells se recoge manualmente para preservar su textura crujiente y ligera. Una vez secada al sol, se empaqueta con un grado de humedad óptimo para que se derrita sobre los alimentos.
Lo mejor es que hay numerosas mezclas como con jengibre, comino, pimentón, romero o tomate seco. Y sal “virgen”, claro, la que no lleva nada más. Geniales para realzar los sabores de los platos.
La presentación en la que pudimos probarlas se hizo en Retorno a Ultramar y allí el chef menorquín David de Coca, del restaurante Sa Llagosta, nos preparó un menú delicioso con estas sales, ¡por algo es su embajador! Empezamos con bloody mary estilo oriental y luego pasamos al ceviche de pargo, el tartar de pescados de roca y brochetas de buey asturiano con crema de acederas. El postre consistió en unos bombones de chocolate negro y tequila con flor de sal. De todos me quedo con el ceviche y…los bombones del postre (la sal realza mucho el sabor del chocolate, probad).
Flor de Fornells se vende ya en tiendas gourmet y on line desde su web.
Si vuelvo a Menorca tengo dos visitas pendientes:
Sa Llagosta y las salinas, donde se hacen
visitas guiadas (7€/persona) y paseos a caballo.
¡Un mordisquito de La Glotona!
1 comentario
Te recomiendo el paseo a caballo, nosotros lo hicimos por el camí de cavalls y fue genial¡¡¡
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