Por el título que le he puesto a este post podréis aventurar por dónde van los tiros. Quienes me leen habitualmente -algún loc@ habrá, digo yo- saben que solo hablo de sitios buenos, esos que me han conquistado o convencido y dignos de recomendación a los cuatro vientos. Prefiero dejar guardados en el fondo de un cajón a aquellos decepcionantes. Creo que no merece la pena gastar mi tiempo y a vosotros, lectores, no os interesan porque lo que venís buscando aquí es calidad, lugares que merezcan la pena.
Pues bien, hoy he decidido que el restaurante Cornucopia me decepcionó tanto que debo decirlo. No sé si esta reseña llegará a los dueños pero, si estáis leyendo esto, quiero que conste que no pretendo hacer una crítica destructiva, sino todo lo contrario: podéis arreglar el desastre que tenéis ahí montado leyendo esto.
También debo decir que fuimos a este restaurante en familia. Mis padres guardaban desde hacía tiempo una caja regalo de Wonderbox y al fin se decidieron a usarla. Es decir, teníamos sus dos comidas “gratis” (entrantes, primeros y postre). Por eso mi hermano y yo tomamos solo un principal cada uno, para compartir los entrantes y postres.
Vamos al lío. Llegamos al restaurante y estuvimos cerca de 10 minutos esperando de pie junto a la puerta para que nos sentaran. Ojo, íbamos con reserva y no éramos los únicos esperando. Al fin nos llevaron a nuestra mesa, nos dieron las cartas y…a esperar de nuevo. Tardaron tanto en tomarnos nota que cambié de elección 8 veces, aproximadamente. Bien, por fin pedimos y después nos trajeron pan -muy, muy rico, lo reconozco- y un aperitivo de hummus buenísimo también. Las bebidas llegaron a los 5 minutos y se les olvidó una cerveza que tardó otro tanto en aparecer.

Si hubiéramos sabido lo que nos esperaba, hubiéramos administrado mejor el pan y el hummus para tomarlo más despacio. Los entrantes tardaron en aparecer por la mesa unos 25-30 minutos. Fueron: ensalada de hojas verdes con algas crujientes al aceite de sésamo, juliana de mango y vinagreta de moras (11€ en carta) + espárragos trigueros a la parrilla con vinagreta ahumada de Pedro Ximénez, láminas de queso manchego y sal Maldon (12€ en carta) + croquetas de setas y aceite de trufa blanca sobre hojas verdes aderezadas con aceite de oliva virgen y queso parmesano (12€ en carta).

Y diréis: “pues suena super bien todo”. ¡Jajaja! Sí, eso pensamos nosotros pero la realidad fue que nos pusieron cuatro hojitas sacadas de una bolsa variada de ensalada de las de cualquier súper con un poco de módena y una tira de mango + dos mini espárragos con un triángulo de queso manchego bañado en “Pedro Ximénez dudoso” + dos croquetas de setas de las congeladas con queso en polvo por encima. Y la foto lo demuestra. Viendo lo que nos pusieron (aquí no había posibilidad de elegir, era parte del menú cerrado) no se comprende cómo pudieron tardar tanto.
Nos lo comimos sin más y…¡a esperar de nuevo! Y esta vez fueron 45 minutos de reloj hasta que sirvieron los principales.

Iré uno por uno: atún a la parrilla marinado en salsa de soja, aceite de sésamo y jengibre con cous cous y ensalada de cítricos (22€). Vale que mi madre lo pidió bien hecho -ella es así- pero es que le trajeron una suela de zapato que en otra vida fue atún.
Mero a la plancha con una salsa cremosa de almendras fría acompañada de crujiente de verduras (21€). Podríamos rebautizarlo como “mero pasado y seco”. ¡Ah! Y frío. Sí, llegó frío a la mesa.
Hamburguesa de ternera y presa ibérica sobre pan de sésamo con pastel de gratín de patata con bacon y cebolla caramelizada (21€). Esto lo pidió mi hermano y su cara fue un poema al ver el plato. La realidad se componía de una hamburguesa FRÍA sobre un cracker de pan seco, patata al horno presentada en un bloque -sin bacon a la vista- y un pegote de ketchup en el medio.
Mi elección fue la pasta fresca rellena de pera y queso pecorino salteada con un toque de tomillo y sal de trufa (16€). Pues bien, la pasta estaba seca y pasada y la pera se les debió acabar. Como les sobraba vinagre de módena fueron muy majos y me echaron un buen pegote en medio del plato. Por cierto, solo hice foto de éste porque estaba cabreada como una mona y no me dio la gana sacar más.
Los postres siguieron más o menos el mismo camino. Al menos no tardaron en llegar pero es que quedaban 4 mesas en el local y hubiera sido ya de traca. El menú de mis padres incluía dos postres, tarta de zanahoria para ser más concretos. Resulta que se les había acabado y optamos por tarta de chocolate y otra de queso. Ojo aquí porque tras comentarle al camarero el percal nos dijo que “nos podía invitar a los postres”. No, perdona. Los postres ya estaban pagados, gracias.
¿Que qué tal las tartas? La de queso estaba muy rica, para sorpresa de todos. Pero es que la de chocolate fue una decepción tan grande que ensombreció a la primera: ¡¡nos la pusieron QUEMADA!! Trataron de disimular la costra más negra que el azabache de la base y el trasero bañándola en sirope de chocolate pero…ese sabor amargo es difícil de tapar.
A veces no importa esperar si luego comes divinamente pero es que esto…no diré más.
El local es bonito. Aquel día estaba abarrotado, los camareros no daban más de sí y supongo que en cocina tampoco. Así que veo una solución muy clara: llamad a Chicote o contratad a más gente para los fines de semana viendo que llenáis. Y vigilad cómo salen los platos, por favor.
Podréis pensar que tuve mala suerte, que tal vez fue casualidad. No. Mirar al resto de los comensales era ver la misma situación en cada mesa.
Cornucopia se encuentra en C/Navas de Tolosa, 9. Tel: 915 21 38 96. WEB.
Hacía tiempo que no salía tan decepcionada de un restaurante. Por favor, mejorad todos estos errores, mimad los platos, hacedlos tan ricos como apetecibles se ven en la carta, meted más gente en cocina, poned cuidado en los detalles. Yo estoy dispuesta a darle otra oportunidad al restaurante dentro de algún tiempo porque todo se puede arreglar y mejorar.
Un mordisquito de La Glotona.
3 comentarios
Pues voy a decir una cosa triste pero que es verdad. Con los Wonderbox te suelen poner lo peor de lo peor, porque a mí me ha pasado (ya sé que los otros platos que pedisteis tampoco eran buenos, pero aún así). Se supone que te sale barato y que por eso no te mereces un buen plato, igual que con ofertas de Groupon. No se dan cuentas que vas por probar, y que si te gusta vuelves.
Me parece de vergüenza el precio en relación con los platos. Me parece de caradura, poner un “título” tan largo a algo que no lo merece. El entrante no es producto de un día saturado de gente, a mí me parece alevosía y premeditación.
Y sí, Chicote vendría bien a más de uno.
PD: me parece bien que también escribas críticas malas. Es tan importante saber dónde ir como dónde no.
Mil gracias por tu comentario Bea porque opino igual y no tenía claro si hacer el post o no 🙂
Hola, no estaría mal que pusieses tus opiniones no tan buenas en este blog, ayudaría a no gastarse dinero en sitios donde no merece la pena. Nos fiamos de tu buen gusto y paladar, y gracias a él hemos descubierto algún restaurante genial, con lo que nos has hecho un poco más felices. Y creo que nos fiaríamos de tu opinión negativa. Enhorabuena por tu blog.
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