Uno de mis sueños es viajar a Japón, y en esa visita no faltará Tokio. Como es un sueño complicado y lejano en el tiempo, voy preparándome para él mediante la gastronomía porque nada dice tanto de una cultura ni es capaz de recoger la esencia de un país como su cocina. Y ya sabéis que La Glotona está loca por el recetario nipón. Una de las últimas visitas que me ha ayudado a acercarme mentalmente a ese viaje ha sido Sublime Tokyo. Mientras tenga este recoveco en Madrid, mi viaje puede esperar.
Lo primero que debéis saber es que su nombre se pronuncia en inglés. Ya cogen el teléfono y dicen “Sublime” en castellano porque se han rendido ante la insistencia de los comensales pero fijaos en que Tokyo está escrito en inglés. No hay más que decir, señoría.
Y lo segundo, es que aquí se comparten todos los platos. ¡Incluso los postres! Están así pensados. ¡Ah! Y que no hay sushi. ¿Comenzamos el recorrido por su carta?
Qué se come en Sublime Tokyo
MI almuerzo allí fue con 2 amigas, de modo que teníamos aún más razones para compartir todos los platos. Llegué con retraso (en realidad es que ellas fueron muy puntuales) y mientras me esperaban les sirvieron un aperitivo que luego me pusieron a mi también. Era una bolita, como un buñuelo salado, pero creo que no de las de pulpo porque las pedimos después y estas eran diferentes. En cualquier caso, todo un detalle y muy ricas.
De la carta nos quedamos con esas bolitas de pulpo que os comentaba, llamadas Osaka Tacoyaki. Estupendas. Además te vas encontrando el pulpo cortado en pequeños trocitos con cada bocado y resulta delicioso.

Después seguimos con unas Gyozas, que para quienes no las conozcan son las “empanillas” japonesas. Con una masa fina y crujiente y un relleno perfecto para comer en un par de grandes bocados. No dejéis de mojarlas en la salsita que las acompaña porque su sabor se acrecenta aún más.

Después pasamos a los platos principales: un Curry con cerdo y arroz que resulta ser una comida típica de los universitarios en japón porque es contundente y facilona, además de tremendamente sabrosa. Nunca lo había probado y me chifló. Recomendadísimo.

Luego una de las especialidades del restaurante, el Pollo con salsa teriyaki. Que así de primeras suena sencillo pero estaba espectacular, además la piel del pollo era crujiente y ya venía troceado, sin huesos, así que comerlo fue un gustazo.

A estas alturas de la comida ya estábamos bastante llenas pero nos quedaba un plato aún, y no cualquiera, porque más japonés que esto no lo hay: el Hiroshima Okonomiyaki, una tortilla rellena de cerdo, repollo, brotes de soja y jenjibre con fideos yakisoba. Y por si no trae suficientes ingredientes, nosotras la pedimos con calamares y gambas. La Glotona & co. alucinamos con semejante monumento gastronómico. ¡Qué bárbaro! Si queréis saber más sobre este plato, leed la genial descripción en el Facebook del local.

Y ya que estábamos metidas en faena, pedimos postre. Sí, así somos. Total, estábamos compartiendo todo y eso incluye las calorías. Así que nos hicimos con un Matcha Roll, que es similar al brazo de gitano español en forma, ya que se trata de un bizcocho hecho con té matcha y nata formando una espiral, servido además con fresas. Y no pudimos ignorar la llamada que nos hizo el Daifuku-ichigo, un precioso dulce que consiste en un mochi (o bolita dulce de pasta de arroz) con pasta de alubias y una fresa en su interior. No sé si recomendaron comerlo de un bocado para que el sabor explote en la boca o que lo disfrutéis a mordisquitos…La decisión es vuestra. Lo que sí os digo es que tenéis que pedirlo.
Y acompañando los postres nos sirvieron chupitos de…¡sake! No podía ser de otra forma. Resulta que se ponen en unas cajitas y llenos a rebosar. Lo que cae en la cajita también se bebe porque es tradición hacerlo así.

¿El precio de tal festín ? 25€ por cabeza. Obviamente nosotras pedimos muchísimas cosas y eso elevó la cuenta. Una comida más comedida seguro que baja la cifra.
Sobre el local
Resulta ser un restaurante donde es normal encontrar comiendo entre semana a ejecutivos venidos de Japón por negocios. Ya con ese dato, flipas. La decoración es sobria pero acogedora. Con cuadros que os inspirarán al lejano oriente. Y al fondo a la derecha, la cocina con una barra y taburetes donde podéis ver a los chefs en vivo y directo. La atención es de categoría, te hacen sentir como en casa.
Dirección
¿Que si realmente merecen llevar la palabra “sublime” en el nombre? Sí. Mucho. Y se quedan cortos.
¡Un mordisquito de La Glotona!
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